miércoles, 27 de octubre de 2010

Solidaridad con P. Mario Bartolini: carta del P. General


Querido P. Mario: Te escribimos desde Roma donde estamos reunidos para la celebración del Sínodo General de la Congregación Pasionista. Estamos reunidos en la Casa General de los Santos Juan y Pablo, el Superior General y su Consejo y todos los Superiores Provinciales, Viceprovinciales y Vicarios Regionales de toda la Congregación, que vive y trabaja en sesenta países entre los cuales está el Perú.


Al terminar la primera Jornada en la que hemos afrontado el tema de la Justicia, la Paz y la Integridad de la Creación te enviamos un saludo fraterno y un mensaje de aliento y ánimo para continuar tu misión y a vivir serenamente lo que te está sucediendo. Hace tiempo que seguimos tu trabajo y siempre hemos apreciado el trabajo desarrollado, en el pasado junto al P. Pío Zarrabe Garro, ya fallecido y pasionista como tú, en la defensa de la tierra de los campesinos de la zona de la Amazonía peruana que animas como párroco.


Conocemos los hechos judiciales en los que te ves implicado por tu trabajo a favor de la defensa de las pequeñas propiedades de tierra de Barranquita a la que sirves pastoralmente. Pequeñas propiedades que para tus parroquianos son todo lo que poseen y con las que alimentan a sus familias, esposa e hijos y muchas veces también a los abuelos.


Esperamos que el tribunal reconozca que tu cercanía al pueblo es una obra de justicia porque defiende el derecho de propiedad de los campesinos a poseer su propia tierra, frente a las poderosas multinacionales.


Te acompañamos con nuestra oración para que el proceso en el que te ves implicado se resuelva positivamente con la absolución de las acusaciones infundadas de sedición, de manera que puedas continuar la animación espiritual y humana del pueblo de Barranquita y de los fieles de los pueblos vecinos de la Amazonía peruana.


Deseamos vivamente que los responsables de la justicia peruana valoren tu acción como una adecuada y justa defensa de los débiles y del derecho de los campesinos a mantener sus propias tierras que cultivan desde hace muchas generaciones para alimentar a sus familias.


María, la madre de Jesús y madre nuestra te guarde.


San Pablo de la Cruz, nuestro común Padre y Fundador te bendiga y te proteja.


Fraternos y cordiales saludos.


P. Ottaviano D’Egidio
Superior General cp.
y Padres sinodales

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